Uso medicinal del CBD
En fechas recientes el uso de “ gotas de CBD” por personas que padecen de dolor crónico por cualquier motivo, se ha vuelto una práctica popular. Principalmente quienes a pesar de agotar todas las opciones de tratamiento siguen viviendo con dolor ( por diferentes padecimientos). Han tomado ya todos los fármacos convencionales y morfina o sus derivados sin conseguir lograr mejorar su calidad de vida. Estas son las personas que comienzan una búsqueda de tratamientos alternativos ( gotas, flores, imanes etc) y de estas opciones, la mayoría asegura que el CBD si les ayudó.
Cuando en el consultorio me preguntan si es seguro combinar las gotas de CBD con otros medicamentos, como los que se administran para la diabetes o la presión alta, la respuesta es que no lo sabemos. Aún no hay estudios suficientes para concluir que riesgos hay al hacerla interactuar en la sangre con otros fármacos.
El cannabidiol (CBD) es una sustancia derivada de la planta Cannabis sativa. Esta planta contiene más de 80 sustancias químicas, conocidas como cannabinoides.
El “boom” por el uso de los canabinnoides empezó cuando los Estados Unidos de Norte America aprobaron una forma específica de CBD como tratamiento para convulsiones en niños, secundaria a tipos específicos de epilepsia de difícil control que no respondían a los anti-epilépticos comunes.
Queda claro entonces, que el CBD se usa para epilepsia. Pero también se promociona para la ansiedad, un trastorno muscular llamado distonía, enfermedad de Parkinson, enfermedad de Crohn y muchas otras afecciones, pero no existe evidencia científica firme, que respalde estas últimas indicaciones.
La Agencia de Alimentos y Medicamentos de EE. UU ( FDA ) Aprobó un producto específico (Epidiolex, GW Pharmaceuticals) para tratar las convulsiones de que no se controlan con otros medicamentos , causadas por el síndrome de Dravet, el síndrome de Lennox-Gastaut o el complejo de esclerosis tuberosa. Este es el único uso médico recomendado hasta ahora con evidencia científica.
Existe interés en usar CBD para otros fines, pero no hay suficiente información que esté basada en evidencia confiable para asegurar con “responsabilidad profesional” que es útil y segura para más padecimientos. Sin embargo las anécdotas de pacientes apuntan a que podría ser una buena opción, por lo menos para el control del dolor.
El CBD puede causar algunos efectos secundarios, como sequedad de boca, presión arterial baja, aturdimiento y somnolencia. También se han informado signos de lesión hepática con dosis altas de la forma recetada de CBD (Como muchos otros químicos) .
No se tiene información sobre su seguridad de uso en el embarazo, y puede aumentar en sangre la concentración de medicamentos para la depresión la ansiedad.
Finalmente es necesario aceptar que desde el punto vista de la referencia de las personas que la usan y lo comentan día a día en la consulta, parece que si es útil para aliviar dolor. Aunque en los medios digitales, existen numerosas páginas web, blogs y podcasts haciendo promoción para su uso como tratamiento para una gran lista de padecimientos o síntomas.
Es importante considerar el CBD en cualquiera de sus presentaciones como una opción para el control del dolor. Sin embargo hace falta información científica para asegurar en que grado es útil y cual es su balance entre seguridad y riesgos. Una pregunta importante es el origen.
¿En dónde se producen?. ¿Quién elabora el producto final y que preparación o entrenamiento tiene par ello?. ¿Qué estándares de seguridad guardan?. Y la mejor pregunta: ¿Es realmente CBD lo que le están ofreciendo?
Es probable que en el futuro se tendrá mayor información para poder prescribirla con seguridad de forma cotidiana en los consultorios médicos. Por el momento, los riesgos y los beneficios de su administración deben ser tomados por tres personas: el que lo vende, el que lo recomienda o aconseja su uso, y el que decide tomarla. De alguna manera son ellos quienes poco a poco irán sentando las bases para su uso cotidiano.